miércoles, 14 de mayo de 2014

La enseñanza del arte como fraude

Hace unas semanas encontré un artículo en Internet que resulta interesante para aquellos que en un futuro deseen convertirse en docentes de disciplinas artísticas. El articulo aparece con el titulo La enseñanza del arte como fraude.

En el texto se afirma que la enseñanza del arte es una industria más, en la cual el que aprende se forma como profesional para poder supuestamente mantenerse como individuo o mantener a una familia, algo que  no resulta escandaloso en lo tiempos de recortes y privatización de la enseñanza pública en los que nos encontramos.

El autor subraya que la enseñanza artística se limita a enseñar cómo hacer productos y cómo funcionar como artista en lugar de revelar cosas, por tanto, posiciona esta disciplina en la pedagogía autoritaria, en algo cómodo y fácil.

Por otro lado, se habla de la creatividad y de la negación de su enseñanza, y como se posiciona al alumno como único responsable de no tener ideas. Se convierte la enseñanza del arte, en consecuencia, en un proceso clasificador de los alumnos en dos categorías bien diferenciadas: la de los genios y la de los alumnos no válidos, o como dice el autor, la categoría de los genios y la de los imbéciles. Se resalta el carácter político que adquiere esta enseñanza, de la sumisión del alumnado al negar su creatividad, base en la cual se fundamenta la generación de ideas y revelaciones, en definitiva, el espíritu crítico.

A continuación, el autor nos define la enseñanza como una situación política y nos hace ver la diferenciación entre la toma de decisiones y la propiedad de estas, estableciendo una comparativa entre percepción funcional y percepción estética. Tras ello nos plantea la definición del gusto, de como este se inculca y a su vez se perpetua, convirtiéndose en un instrumento ideológico.

Luis Camnitzer (2012) concluye de la siguiente manera: el proceso de educación de los artistas en el día de hoy es un fraude, y que las definiciones que se utilizan hoy para el arte funcionan en contra de la gente. El error mayor en la estructura de la enseñanza del arte entonces parece ser la ignorancia de sus contradicciones. Existe una estructura diseñada para enseñar arte, pero el mercado es incapaz de absorber a los que se gradúan de esa enseñanza. Existe una estructura diseñada para enseñar arte, pero es una que está acompañada por la presunción que la creación artística no es enseñable. La forma más cómoda y barata de resolver estas hipocresías seria la eliminación de la estructura y olvidarse del problema. La más difícil, cara, pero responsable y ética, es enfrentar la misión del creador en lugar de la del artesano, y educar a la sociedad para que reconozca y financie esa misión.

¿Realmente no se puede enseñar a hacer arte?

Podéis echar un vistazo al articulo completo en la siguiente dirección: http://esferapublica.org/nfblog/?p=23857

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